¿Te has preguntado cómo una historia de amor que parece surgir de las redes sociales podría convertirse en una amenaza significativa para la seguridad de tu empresa y el bienestar de tus empleados?
Cliché o no, hoy es 14 de febrero, ¡el día del amor!, y se aprovecha de mil maneras para relajar un poco a tus colaboradores, y también, lamentablemente, para sacar provecho de aquellos que no están preparados para protegerse de las estafas.
Las estafas amorosas en línea han alcanzado cifras récord. Solo en los Estados Unidos, la Comisión Federal de Comercio reporta que, en 2022, cerca de 70,000 ciudadanos fueron víctimas de estafas románticas, con pérdidas que superan los 1,300 millones de dólares. Las investigaciones sugieren que los individuos de entre 51 y 60 años son los más propensos a caer en estas actividades criminales. Y sí, las repercusiones van más allá de lo personal, afectando también a las organizaciones donde trabajan estas víctimas.
Por otra parte, el FBI ha emitido advertencias sobre el uso de bots e inteligencia artificial por parte de estafadores para crear perfiles falsos en plataformas de citas. Estas tácticas avanzadas dificultan la identificación de fraudes, incrementando el riesgo de que individuos sean engañados y sufran pérdidas financieras significativas. El FBI enfatiza la importancia de la precaución al interactuar con desconocidos en internet, lo cual no es exclusivo del día del amor, sino que debería ser una práctica común.
Pero, ¿cómo puede esto afectar a tu empresa?
Imagínate que tu empresa es como una gran fiesta de San Valentín, llena de globos, corazones y mucho entusiasmo. Todos están disfrutando, intercambiando tarjetas y chocolates, cuando, en medio de la celebración, llega un personaje carismático disfrazado de Cupido. Este Cupido moderno no trae un arco y flechas tradicionales; en su lugar, porta ‘encantos digitales’ y promesas de amor a través de mensajes y correos electrónicos. A primera vista, parece inofensivo, incluso divertido, y rápidamente se gana la simpatía y confianza de las personas.
Pero aquí está el giro: este Cupido es en realidad un estafador romántico, y sus flechas están envenenadas con malas intenciones. En lugar de unir almas gemelas, busca abrir brechas en la seguridad de tu «fiesta» (tu empresa), apuntando a los corazones solitarios o incluso a los más escépticos, con el objetivo final de acceder a información confidencial o financiera.
A medida que este falso Cupido se mueve por la fiesta, va dejando un rastro de vulnerabilidades a su paso. Tal vez convence a alguien para que «abra la puerta trasera» (piensa en esto como compartir credenciales de acceso) para tener un encuentro más íntimo. O quizás, bajo la promesa de un amor eterno, logra que una persona revele secretos de tu organización que deberían haber permanecido bajo llave.
La reflexión aquí es simple pero decisiva: en nuestras empresas, donde la línea entre lo personal y lo profesional a menudo se difumina, un estafador romántico puede ser tan peligroso como cualquier cibercriminal con malas intenciones. La moraleja de esta historia de San Valentín no es dejar de creer en el amor, sino recordar que en la fiesta de tu empresa, es vital mantener los ojos abiertos y preguntarse si quien está detrás del disfraz de Cupido realmente viene con buenas intenciones o si busca aprovecharse de la alegría y la buena voluntad para infiltrarse y causar estragos.
¿Cómo prevenir?
Para combatir las estafas románticas con impacto en tu empresa, es fundamental adoptar un enfoque proactivo y consciente. Primero, la educación y concienciación sobre ciberseguridad entre los empleados son elementales; deben conocer las señales de alerta de estas estafas. Segundo, implementar políticas de seguridad estrictas que incluyan la verificación de solicitudes inusuales de información o transferencias de fondos. Tercero, promover una cultura de transparencia donde los empleados se sientan seguros al reportar incidentes sospechosos, sin temor a represalias.
Estas prácticas ayudarán a crear un entorno empresarial más seguro y resiliente.
Recuerda, en el baile de la ciberseguridad, estar alerta y educados es nuestro mejor paso de baile contra los falsos Cupidos. Te invitamos a mantener la guardia alta y a educar a tus equipos en esta danza de precaución y prevención. Así promoverás que tu fiesta siga siendo segura, divertida y libre de impostores.
Provehito in Altum
Por Juan Pablo Carsi