La importancia de los mentores en Ciberseguridad

“En un lugar oscuro nos encontramos, y un poco más de conocimiento ilumina nuestro camino.” Yoda.

¿Cuántas veces hemos estado en medio de un proyecto y nos sentimos desorientados o peor aún solos? Seguramente, si eres CISO o el responsable de la seguridad de la información en tu organización te ha pasado más de una ocasión. Y es que tu día a día como guardián del reino es enfrentarte a monstruos de mil cabezas que buscan franquearte y robarse las joyas de la corona, y peor aún, defiendes el feudo con un arsenal limitado. ¿Y por qué no? Incrementando tensión al episodio cuando tus aldeanos no toman las medidas necesarias y con inverosímil inocencia asoman recovecos del reino que las bestias huelen como si se tratara de visceral festín. Escenario digno de secuela de batallas de orcos contra elfos, o del diario de un héroe desconocido. No exagero, la responsabilidad es grande y el crédito injusto. Y es ahí, cuando en uno de los capítulos el monstruo gana terreno y la espada no te alcanza, y volteas y tus armeros no te pueden dar una mano, que sientes que la historia se convierte en una tragicomedia, y te encuentras más solo que un ransomware detectado en un antivirus.

Pues bien, estimado amigo caballero de las mil batallas, esto no debe ser así. Mi humilde opinión es que requieres de un mentor.

Comencemos primero por entender el concepto de la orientación. ¿Qué es la mentoría? 

La mentoría es una relación de desarrollo personal que permite potenciar conocimientos a través del aprendizaje con un tutor o con un mentor, quien con sus consejos y reflexiones enseña a su aprendiz en el desarrollo de sus capacidades y hace de guía en su camino. Un mentor nos puede proveer información invaluable que no conseguimos en libros, la cual está basada en experiencias propias. Sus éxitos y fracasos son joyas que si sabemos aquilatar nos pueden acortar el viaje para llegar a nuestro destino. “Siempre dos hay, ni más, ni menos. Un maestro y un aprendiz.”

¿Quién puede ser un mentor?

En tu organización es común encontrar que se incorpora sangre nueva, y se convierten de inmediato en actores que sin ningún problema podrían fungir como mentores ya que su bagaje es tan amplio que poseen los elementos necesarios para guiar a colaboradores con cierto camino recorrido. Es decir, la mentoría, como casi todo en la vida, es una guía que no necesariamente va de la mano con la antigüedad, es una circunstancia que va empatada con la experiencia.

No se si te haya ocurrido, pero ¿Cuántas veces nos encontramos en nuestro trabajo con personas que tienen años en una organización pero que no necesariamente esta situación se traduce en experiencia, y menos aún en una capacidad de guiarnos? 

Simon Sinek toma como base este contexto para explicar el concepto de liderazgo y mentoría. Cuando comenzamos en un trabajo nuestra única responsabilidad es hacerlo bien. Comúnmente la organización nos brinda algunas herramientas -capacitación en el uso de soluciones tecnológicas, en procesos y mejores prácticas, en el cómo hacer mejor nuestro trabajo-. Algunos lo hacen tan bien que mejoran su quehacer y pueden obtener un ascenso teniendo entonces la responsabilidad sobre las personas que ahora hacen su trabajo. Pero lamentablemente no son muchas las organizaciones que te enseñan cómo hacer eso, y son todavía menos las que te enseñan cómo liderar. Y esa es la principal razón por la que tenemos gerentes o jefes de seguridad, pero no líderes.

Las personas que han conseguido el ascenso conocen cómo hacer mejor el trabajo, pero no saben cómo liderar al equipo. Y esa es una dura lección por aprender, ya no eres responsable del trabajo, eres responsable de las personas que hacen el trabajo.

El liderazgo es un trabajo duro. No es el arduo trabajo de hacer el trabajo, es el arduo trabajo de aprender a dejar ir. Es el arduo trabajo de entrenar personas, de ser su mentor, de creer en las personas y confiar en las personas. El liderazgo es una actividad humana. Y, a diferencia del trabajo, el liderazgo y la mentoría dura más allá de lo que ocurra durante la jornada laboral.

En una profesión relacionada con Ciberseguridad, un vínculo así se vuelve clave, porque existen muchos aspectos de estas funciones que son relativamente nuevos al compararlo con profesiones -incluso de TI- donde el background es mucho más amplio y hay más “tela de donde cortar”. Cuando tienes un mentor aprenderás profundas lecciones de su experiencia, de su éxito y de sus errores, además de que revelarán tus mayores debilidades y te ayudarán a potencializar fortalezas.

Incluso, si ya cuentas con un mentor es recomendable buscar nuevos puntos de vista, ideas frescas y nuevos caminos que nos permitan tener diferentes perspectivas y en consecuencia descubrir y ser una mejor versión de nosotros mismos.

Puedes tener mentores con los cuales ni siquiera hables, pero de quienes aprendes solo observando o escuchando. Incluso, me atrevo a proponer que la guía no siempre tiene que venir de personas de la vida real. A menudo nos encontramos inspirados por personajes que viven en los reinos de los libros que leemos, las películas que vemos, los juegos que jugamos. Yoda de Star Wars, por ejemplo, es un gran mentor. El personaje demuestra, como mentor de mentores, cómo brindar apoyo a una persona con potencial, cómo ofrecer desafíos que le permitan aprender y crecer, y cómo brindar una visión para que el aprendiz gane confianza y, finalmente, independencia. Y estos mensajes, sin duda trascienden en la vida real. 

Me gustaría que te quedes con 3 puntos de esta lectura:

  1. La gente exitosa tiene mentores. Como discípulo nos queda prestar atención a la forma en que trabajan nuestros mentores, cómo interactúan con otros, cómo se comportan, y seguramente aprovecharemos algunas cosas. 
  2. Como mentores, nos queda convertirnos en confidentes, en escuchar, servir y aconsejar. En tener un genuino interés en ayudar a nuestros discípulos. No necesitamos ser sabios o tener 900 años como Yoda. Si tienes la oportunidad de ser mentor, no lo dudes. “Tú no eres el héroe, pero tu padawan puede ser.”
  3. Finalmente, recordemos que el que enseña aprende. No existe enseñar sin aprender ni aprender sin enseñar. Siempre se convierte esta relación en un círculo virtuoso, en una interacción de realimentación mutua, en la cual ambas partes crecen. En Ciberseguridad esto es imprescindible.

“Que la fuerza te acompañe»

Provehito in altum
Por: Juan Pablo Carsi