Un incidente cibernético puede causar graves daños a cualquier gran empresa, pérdidas millonarias, pero raramente su quiebra. El ataque sufrido por Facebook en septiembre de 2018 que expuso los datos de 50 millones de usuarios de la red social, es un ejemplo de ello.
Facebook corrigió su vulnerabilidad en pocas horas, pero debió realizar una fuerte inversión para recuperar su reputación y aun hoy está pendiente de las posibles consecuencias judiciales. Las grandes empresas suelen tener cajas saneadas que les permiten afrontar graves imprevistos económicos, pero esto no les ocurre a las PYMEs y aun menos a los autónomos.
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Vía @cybersecurityES